Cuando hacemos el valioso gesto de separar los residuos y arrojarlos al contenedor correspondiente suelen surgir preguntas sobre reciclaje. ¿Dónde va todo el plástico, el papel, el vidrio…? ¿Se consigue reutilizar todo lo que reciclamos? ¿Cuánto cuesta el proceso? ¿Es más caro de lo que nos dicen? Y luego está la pregunta que debería estar superada pero que todavía, en pleno siglo XXI, se sigue escuchando: ¿merece la pena reciclar? A esta última vamos a responder lo más rápido y tajante posible con un rotundo sí. No sólo merece la pena reciclar, sino que es imprescindible, vital, necesario, esencial, urgente… Todos los calificativos se quedan cortos. El problema es que a estas alturas de la película siguen circulando algunos bulos y leyendas urbanas que hacen mucho daño a este compromiso. Desterrarlos es la primera labor que hay que hacer para poder explicar con serenidad y datos rigurosos a dónde van todos los residuos que reciclamos.
Bulos y leyendas urbanas sobre el reciclaje
No merece mucho la pena detenernos en esta ceremonia de la confusión que se lleva repitiendo durante muchos años. Todos hemos oído algunos de estos bulos que se van extendiendo como la espuma sin ningún tipo de argumento ni base sólida. Poco a poco se disipan, pero donde hubo fuego, siempre quedan rescoldos. Uno de los más populares asegura que los diferentes residuos se mezclan en los camiones. Una cosa es que se usen los mismos vehículos y otra bien distinta es que, después de vaciar un contenedor de residuos orgánicos se vacíe uno de vidrio y después uno de papel. Absurdo de todo punto.
Otra leyenda urbana tiene que ver con el elevado precio de reciclar en comparación con la fabricación de productos nuevos. Precisamente sucede todo lo contrario y con una diferencia abismal. Obtener aluminio a partir de latas recicladas ahorra entre un 70% y un 80% de energía y evita seguir extrayendo este metal de la tierra. Este porcentaje de ahorro es muy similar cuando hablamos del papel y el cartón, por ejemplo.
También hay que desterrar que los productos reciclados tienen peor calidad ya que, en muchas ocasiones, es complicado distinguirlos de otros nuevos. Otra leyenda urbana tiene que ver con la destrucción de puestos de trabajo por culpa de esta práctica, cuando está sucediendo todo lo contrario y en España se han generado casi 50.000 empleos, según los datos de Ecoembes.
¿Dónde va a parar todo lo que arrojamos a los contenedores de reciclaje?
Desmontados los mitos, vamos a lo que de verdad importa. ¿Dónde va lo que reciclamos? La gestión de residuos en Valladolid realiza una minuciosa labor de separación de los plásticos, los briks y envases similares, latas de aluminio y metales, vidrio y papel y cartón. Una vez realizado este trabajo, cada uno de los residuos se lleva a plantas especializadas en su recuperación con el objetivo de que puedan reutilizarse.
¿Qué hacen con los plásticos, los briks y otros envases?
El proceso de recuperación de los plásticos es muy sencillo. Se agrupan en función de su tipo y se funden para lograr una pasta que permita fabricar nuevos productos como tuberías, tapones, envases para productos de limpieza y hasta objetos tan insospechados como aspiradores, zapatillas deportivas o tablas de surf. Por su parte, los briks lo ponen algo más complicado al ser una mezcla de papel, aluminio y polietileno. En este caso se separan sus componentes para que puedan ser reutilizados por separado. En cuanto a las latas de aluminio, al reciclaje es rápido y barato y este proceso se puede hacer en infinitas ocasiones.
¿Dónde acaba el papel y el cartón que reciclamos?
El papel y el cartón son los dos residuos que más fácil lo ponen para que tengan una nueva vida. Eso sí, en las plantas de reciclaje se aseguran a la perfección que todo lo que llega procedente de los contenedores azules es efectivamente papel y cartón. De ahí la importancia de no introducir otro tipo de residuos que puedan dificultar el proceso. Una vez seleccionado, se separa según la tipología y se convierte en grandes bobinas de un papel nuevo que podrá ser usado para elaborar periódicos, cajas de zapatos, hueveras y papel higiénico, entre otros productos.
¿A dónde va a parar el vidrio de los contenedores verdes?
Nada, absolutamente nada del vidrio que se recoge en los contenedores verdes se desperdicia. Es una de las grandezas del reciclaje. Además, la fabricación de nuevos envases a partir de vidrio reciclado es más barata y eficiente que si hubiera que comenzar de cero. Como ocurre con otros residuos, la planta de tratamiento se ocupa de separar el vidrio de otros elementos sospechosos que se hayan introducido por error o desconocimiento en el contenedor verde, como por ejemplo tapones de botellas, chapas, bombillas, porcelana, etc. Una vez culminado este proceso, el vidrio se tritura y se separa por colores. Después pasa a las fábricas de vidrio donde se funde y se usará para hacer nuevos productos como botellas de bebidas, por ejemplo. Pero no sólo eso. También se emplea en la fabricación de ladrillos, para elaborar productos cerámicos e incluso para la industria del césped artificial.
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