Sabemos que nuestra ciudad es molona y bonita, pero ¿sería lo mismo si no estuviera limpia?

Es muy temprano, el despertador suena y en la mente de Ana sólo hay una misión: mostrar la mejor cara de Valladolid.

Ana es una pieza clave de las que componen el Servicio de Limpieza de Valladolid, que se vertebra en tres grandes áreas de trabajo: la limpieza viaria, la recogida de residuos urbanos y su tratamiento.

Aunque de que puedan hacer eficazmente su trabajo, cualquier miembro de la plantilla de las tres áreas, depende principalmente nuestro civismo: no tirar papeles al suelo, separar correctamente los residuos en nuestros hogares o llamar al teléfono de recogida de enseres si tenemos un mueble viejo que queremos “jubilar”, en vez de abandonarlos a su suerte en las aceras.

La basura no entiende de días de fiesta

 

Empieza el fin de semana y es un día de diversión para muchos de nosotros, e incluso Ana salió a dar una vuelta un ratito antes de su turno con su hija Carla. Caminaba, sin poder evitar pensar en el esfuerzo extra que sabía que iba a tener que realizar unas horas más tarde, cuando empezará su turno.

Al ver caer varios papeles y botellas en el suelo, ya suponía que iba a tener que trabajar más de lo normal por conseguir lo que más le gusta: pasear por su querida ciudad limpia.

La basura no entiende de fin de semana, ni días de fiesta, sino que estos días son los que suponen, muchas veces por nuestra irresponsabilidad, jornadas intensas para los trabajadores de limpieza.

Los contenedores no se vacían por arte de magia

La mayoría ya estamos dormidos, pero Juan empieza su turno, como cada día se enfunda su traje y se dirige hacia el camión que dejarán a punto los contenedores para el día siguiente.

Para los residuos inorgánicos no hay descanso ningún día de la semana, sin embargo, los restos de comida u orgánicos sólo son recogidos de lunes a sábado.

Por suerte para Juan,que también tiene días de descanso como el resto de los mortales, sus compañeros se encargan de que la basura no se acumule en nuestras calles los días que él está con su familia.

Además de la recogida de estos dos contenedores, también realizan la recogida selectiva de vidrio, papel y cartón, pilas, aceite vegetal, residuos especiales de los puntos limpios o recogida de muebles y enseres.

 

Los residuos no se separan solos en la planta

Sara recibe a los compañeros de Juan en la Planta de Recogida Selectiva de Residuos. Allí continúa el viaje de nuestra basura, donde las manos más expertas en detectar los materiales que pueden ser reciclados se encargan de separar a mano la basura que depositamos en nuestros cubos.

¿Cuántas cintas de separación de residuos hay en la planta de Valladolid? La instalación dispone de 4 líneas: todo en uno, selectiva orgánica, selectiva inorgánica y selectiva envases. En todas las líneas, se intenta separar los distintos materiales recuperables que puedan ser vendidos.

En la línea de orgánico, en la que trabaja Sara, empieza todo el proceso. Cuando las bolsas de basura se rompen automáticamente, en ese momento manualmente interviene Sara para intentar eliminar las impurezas más grandes, pero en su mayor parte pasa a ser directamente fermentado. Su calidad depende principalmente de la separación de residuos que hacemos en nuestros hogares.

En las otras cintas, otros compañeros de Sara hacen un trabajo de separación o cribado también manual.

En la cinta de la fracción de resto o inorgánico, el trabajo principal supone la selección de los diferentes tipos de envases, cartón, papel, aluminio o metales férricos para que con su venta se financie parcialmente los gastos de la planta.

 

 

Los trabajadores hacen todo lo que puede en el triaje, como denominan al proceso de separado, para conseguir el máximo número de envases reciclables, papel o cartón, metales férricos… pero siempre se lamentan de lo difícil que se vuelve todo cuando lleva restos de comida o no está bien separado.

El éxito de su trabajo comienza en tu casa

Ana, Juan y Sara son personajes ficticios que dan nombre a los cientos de trabajadores que forman parte del servicio de limpieza y tratamiento de residuos de nuestra ciudad. Son ellos, el capital humano que invierte sus horas de trabajo, quien nos ayuda a crear una ciudad mejor para todos.

Pero su trabajo, sin el nuestro, no vale de mucho: si no reciclamos bien en nuestros hogares perdemos recursos imprescindibles para nuestra ciudad y futuro.

Este es el principal reto al que nos enfrentamos en la Unión Europea para conseguir que al menos un 50% de nuestros residuos puedan ser reciclado, creando nuevos ingresos para las ciudades, entornos más limpios y nuevos puestos de trabajo gracias a la economía circular.

Es su trabajo y es el nuestro: mediante el reciclaje, necesitamos extraer menos recursos, disminuyendo el sufrimiento de nuestros entornos naturales y permitiéndonos disfrutar de una naturaleza más viva y auténtica. ¿Preparado?